De modo que ella, sentada con los ojos cerrados, casi se creía en el país de las maravillas, aunque sabía que sólo tenía que abrirlos para que todo se transformara en obtusa realidad.

Lewis C. Caroll, Alicia en el País de las Maravillas

---Al estar frente a la obra de Mario Martín del Campo, Alicia hubiera podido sentirse en el País de las Maravillas aún con los ojos abiertos. Fácil es darnos cuenta que el artista crea un mundo de fantasía, que anima los objetos de uso cotidiano y que se puede considerar surrealista. Ahí ante nuestra mirada: zapatos con ojos y boca, bicicletas que se montan a sí mismas, máquinas voladoras que cobran vida propia…no es lo único maravilloso en la obra de este artista. Si consideramos los aspectos formales de su trabajo encontraremos una excelente calidad de línea que habla de su mérito como dibujante, de su formación “a la antigua”: El dibujo como base para cualquier creación artística según las ideas Renacentistas de Cennino Cennini. No se malinterprete lo anterior como rigidez creativa o falta de vanguardia, por el contrario, es una base que da apertura a una serie de composiciones, formatos y texturas que no tienen nada de académico, que se inspiran en esos objetos cotidianos que como un cazador de tesoros encuentra en los paseos dominicales por La Lagunilla, en las máscaras africanas, el arte popular e incluso una que otra reliquia novohispana. La mezcla de distintos materiales, utilizados en su obra gráfica y escultórica es un proceso que parece mágico.

---La fragmentación de las composiciones pictóricas toma sentido en la tercera dimensión, los distintos materiales y objetos parecen cobrar vida en el lienzo para después materializarse de manera limpia y fluida con precisión matemática, en la tridimensionalidad. La textura presente en la obra gráfica se logra en sus objetos por la mezcla de variados materiales, la frialdad y dureza de la plata en contraste con la fragilidad y calidez de un huevo de avestruz; la transparencia del vidrio con la opacidad de la madera, todo ello acompañado de sus magníficos dibujos con manos que son como autorretratos, lentes y bigotes que refieren al propio artista.

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--Hurgar los secretos de la mente de Mario Martín del Campo debe ser como un paseo por el País de las Maravillas donde los Zarampahuilos suben a las máquinas voladoras para viajar por escenarios llenos de objetos de vidrio, espejos y plata. Toda una vida dedicada a la creación sin tregua, toda una trayectoria artística que hoy celebramos y nos permite ser uno de esos personajes fantásticos para imaginar aunque sea un poco, lo que aún queda por explorar.

Zarampahuilo Caligrafo - 2015
Plata ley .925, laminada calada, con madera de ébano
59 x 46 x 12.5 cm.